(La batalla hace furor. Se oyen tiros, bombazos, ráfagas de ametralladora. ZAPO, solo en escena, está acurrucado entre los sacos. Tiene mucho miedo. Cesa el combate. Silencio. ZAPO saca de una cesta de tela una madeja de lana y unas agujas. Se pone a hacer un jersey que ya tiene bastante avanzado. Suena el timbre del teléfono de campaña que ZAPO tiene a su lado.)
ZAPO.-Diga... Diga... A sus órdenes mi capitán... En efecto, soy el centinela de la cota 47... Sin novedad, mi capitán... Perdone, mi capitán, ¿cuándo comienza otra vez la batalla?.. Y las bombas, ¿cuándo las tiro?.. ¿Pero, por fin, hacia dónde las tiro, hacia atrás o hacia adelante?.. No se ponga usted así conmigo. No lo digo para molestarle...
Capitán, me encuentro muy solo. ¿No podría enviarme un compañero?.. Aunque sea
la cabra... (El capitán le riñe.) A sus órdenes... A sus órdenes, mi capitán. (ZAPO cuelga el teléfono. Refunfuña.)
(Silencio. Entra en escena el matrimonio TEPÁN con cestas, como si vinieran a
pasar un día en el campo. Se dirigen a su hijo, ZAPO, que, de espaldas y escondido entre los sacos, no ve lo que pasa.)
SR. TEPÁN.- (Ceremoniosamente.) Hijo, levántate y besa en la frente a tu madre. (ZAPO, aliviado y sorprendido, se levanta y besa en la frente a su madre con mucho respeto. Quiere hablar. Su padre le interrumpe.) Y ahora, bésame a mí. (Lo besa en la frente.)
ZAPO.-Pero papaítos, ¿cómo os habéis atrevido a venir aquí con lo peligroso que es? Iros inmediatamente.
SR. TEPÁN.- ¿Acaso quieres dar a tu padre una lección de guerras y peligros? Esto para mí es un pasatiempo. Cuántas veces, sin ir más lejos, he bajado del metro en marcha.
SRA. TEPÁN.-Esto es lo agradable de salir los domingos al campo. Siempre se encuentra gente simpática. (Pausa.) Y usted, ¿por qué es enemigo?ZEPO.-No sé de estas cosas. Yo tengo muy poca cultura.
SRA. TEPÁN.- ¿Eso es de nacimiento, o se hizo usted enemigo más tarde?
ZEPO.-No sé. Ya le digo que no sé.
SR. TEPÁN.-Entonces, ¿cómo ha venido a la guerra?
ZEPO.- Yo estaba un día en mi casa arreglando una plancha eléctrica de mi madre cuando vino un señor y me dijo: « ¿Es usted Zepo? Sí. Pues que me han dicho que tienes que ir a la guerra.» Y yo entonces le pregunté: «Pero, ¿a qué guerra?» Y él me dijo: «Qué bruto eres, ¿es que no lees los periódicos?» Yo le dije que sí, pero no lo de las guerras...
ZAPO.-Igualito, igualito me pasó a mí.
SR. TEPÁN.-Sí, igualmente te vinieron a ti a buscar.
SRA.
TEPÁN.-No, no era igual, aquel día tú no estabas arreglando una
plancha eléctrica, sino una avería del coche. .
SR. TEPÁN.-Digo en lo otro. (A ZEPO.) Continúe. ¿Y qué pasó luego?
ZEPO.-Le dije que además tenía novia y que si no iba conmigo al cine los domingos lo iba a pasar muy aburrido. Me respondió que eso de la novia no tenía importancia.
SR. TEPÁN.-Digo en lo otro. (A ZEPO.) Continúe. ¿Y qué pasó luego?
ZEPO.-Le dije que además tenía novia y que si no iba conmigo al cine los domingos lo iba a pasar muy aburrido. Me respondió que eso de la novia no tenía importancia.
ZAPO.-Igualito,
igualito que a mí.
ZEPO.-Luego bajó mi padre y dijo que yo no podía ir a la guerra porque no tenía caballo.
ZAPO.-Igualito dijo mi padre.
ZEPO.-Pero el señor dijo que no hacía falta caballo y yo le pregunté si podía llevar a mi novia, y me dijo que no. Entonces le pregunté si podía llevar a mi tía para que me hiciera natillas los jueves, que me gustan mucho.
SRA. TEPÁN.-.(Dándose cuenta de que ha olvidado algo.) ¡Ay, las natillas!
ZEPO.-Luego bajó mi padre y dijo que yo no podía ir a la guerra porque no tenía caballo.
ZAPO.-Igualito dijo mi padre.
ZEPO.-Pero el señor dijo que no hacía falta caballo y yo le pregunté si podía llevar a mi novia, y me dijo que no. Entonces le pregunté si podía llevar a mi tía para que me hiciera natillas los jueves, que me gustan mucho.
SRA. TEPÁN.-.(Dándose cuenta de que ha olvidado algo.) ¡Ay, las natillas!
El
tema de este texto es la ignorancia de los personajes hacia la
guerra.
En
Pic-nic, el autor nos presenta a Zepo y a Zapo, dos soldados
contrincantes que pasarán “un día de campo, aprovechando que es
domingo”, en compañía de los padres de Zapo, el señor y la
señora Tepán, que muy contentos y cargaditos de comida, van a ver
su hijo a la guerra, para que no se aburra, porque “tanta guerra
tiene que aburrir”.
Este
texto se divide en tres partes.
La
primera parte abarca cuando Zapo está en el campo de batalla y
cuando cesa, se pone a tejer como si nada. Es ahí cuando le llama el
capitán y Zapo le dice cómo tiene que actuar a lo que su capitán le
riñe porque ve que Zapo no tiene ni la menor idea.
La
segunda parte es cuando los padres de Zapo llegan al campo de batalla
con un pic-nic a pasar el día con su hijo. Una imagen de lo más
surrealista puesto que en teoría se encuentran en guerra pero los
padres, Sr y Sra Tepán, hacen caso omiso de ésto.
La
tercera parte sucede cuando entra en escena el soldado Zepo, que
estaba todo el rato con Zapo. Los padres de Zapo le preguntan que
cómo ha venido a parar a esta guerra. A lo que Zepo les contesta que
un día un señor le dijo que tenía que ir a una guerra pero él no
sabía a cual y que no tenía ni idea de combatir, a lo que Zapo
responde que a él le pasó lo mismo.
Una
vez más, este teatro es un teatro social. En el que se censura y
evidencia lo absurdo de la guerra sorda. Lo podemos apreciar cuando
Zapo y Zepo están en el campo de combate, y no saben combatir, ni de
qué bando están, ni cuál es la guerra... . Y cuando los padres de
Zapo van a ver a su hijo y a pasar un día familiar comiendo un
pic-nic sin importarles que están en medio de una guerra, los
personajes hablan de ella pero es como si no tuvieran nada de que ver
con ella, como si no se estuviera desarrollando alrededor de ellos.
Hacen un tratamiento absurdo del tema importante y desgarrador como
es la guerra.
También
podemos apreciar que la lógica brilla por su ausencia en el texto.
Ya que se supone que Zapo y Zepo, que se encuentran en una guerra,
deberían hacerle caso a ésta y luchar como dos soldados valientes
que deberían ser. Se dan momentos en el texto sin ningún sentido
como al principio cuando Zapo está luchando pero tiene miedo y se
esconde y se pone a tejer. O cuando los padres de éste van a hacer
un pic-nic como si nada estuviera pasando. Una vez más, el autor nos
intenta resaltar lo absurdo que es la guerra. También se dan
curiosas reflexiones sobre la guerra. Como cuando Zapo le pregunta al
capitán en qué dirección hay que tirar las bombas o cuando Zepo le
pregunta al señor si se puede llevar a su novia y a su tía a la
guerra. Todas estas cosas hacen que la guerra en esta obra se
simplifique, que se despoje de su gravedad.
El
texto está cargado de aspectos cómicos y humorísticos, aunque los
personajes se encuentran en una guerra, los dramatismos de ésta
brillan por su ausencia. Como cuando Zepo le dice al señor si se
puede llevar a su tía que hace muy buenas las natillas o cuando
termina el texto, que el Sr. Tepán comenta que se le han olvidado
las natillas. Todo el mundo ignorando el trágico tema de la
conversación, la guerra.
La
confusión y el surrealismo también abundan en la obra. La confusión
de los protagonistas sobre la guerra que están viviendo y sus
conductas surrealistas. Dejarse llevar de la razón para liberar los
impulsos creadores que el ser humano lleva dentro. Los protagonistas
en esta historia no parecen actuar bajo un razonamiento, sino por sus
impulsos ignorantes de la guerra.
Esta
obra es un desafío completo a la realidad. En la que importa lo que
los personajes piensan, hacen o sienten, no lo que está sucediendo,
la guerra. Para no darle importancia a la guerra, el autor también
utiliza recursos cercanos al disparate como conductas irracionales
que hemos mencionado antes que adoptan los personajes ante la guerra.
Todo ello para darle humor al texto.
Bajo
el punto de vista formal, este fragmento es un texto dramático
cómico. Todo el texto, es un diálogo entre Zapo, sus padres y su
amigo, el también soldado Zepo. Aunque como en casi todo los textos
dramáticos, se dan acotaciones, éste no es la excepción. Y
comentan lo que están haciendo los personajes. Estas acotaciones las
cuenta un narrador en tercera persona. Como todo texto teatral
abundan los imperativos (“Hijo, levántate y besa en la frente a tu
madre.”) y las oraciones exclamativas e interrogativas (“¡Ay,
las natillas!”/¿Pero, por fin, hacia dónde las tiro, hacia atrás
o hacia adelante?”). No se dan recursos estilísticos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminardoc james
ResponderEliminarHola, mi nombre es Dr. James Henry del Hospital Docente de la Universidad de Benin, soy especialista en cirugía de órganos y compra de órganos humanos que quieren vender, y estamos ubicados en Nigeria, EE. UU. Y Malasia, pero nuestro la oficina central se encuentra en Nigeria. ¿Está interesado en vender su riñón o vender cualquier parte de su órgano del cuerpo? Contáctenos para obtener más información. Contáctanos a través de
Correo electrónico: jameshenryhome@gmail.com
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Esperando escuchar de tí.
Salud,
Dr. james
CEO
UNIVERSIDAD DE BENIN HOSPITAL DE ENSEÑANZA.
Hola James, estoy interesada. ¿Qué tengo que hacer?
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